domingo, 24 de mayo de 2009
Los Angeles
LOS ANGELES
LA 17/5
Hermosa Beach
Santa Monica
Hollywood (Sunset Boulevard, Kodak Theatre)
LA 18/5
Beverly Hills (Rodeo Dr, Prada)
Hollywood Sign
Griffith Observatory
Down Town (Walt Disney Concert Hall)
Venice Beach
Después de unas cuatro horas de ruta por el desierto, decidimos parar a dormir en un pintoresco motel al costado de la legendaria ruta 66. Dicho motel era atendido por una viejita y un vaquero con tatuajes en el cuello, sacados ambos de una película de terror, quienes nos hicieron dudar si este era el lugar correcto para el pernocte. Con cambio de habitación de por medio, debido a la presencia de un simpático ratoncito que hizo poner nerviosas a las mujeres, logramos descansar. A la mañana siguiente emprendimos nuestro último tramo de ruta para llegar a la ciudad de Los Angeles. Por suerte un presentimiento hizo que nos decidiéramos a alquilar gps, ya que sin este, la entrada por las gigantescas autopistas de Los Angeles se hubiera tornado complicada.
Los Angeles es la segunda ciudad en cantidad de población de los Estados Unidos. Es una ciudad inmensa en superficie, pero con una morfología edilicia de baja estatura. Supongo que esto es debido a la alta actividad sísmica de la región en la que se encuentra. A diferencia de la mayoría de las ciudades, Los Angeles no tiene un centro urbano definido. Es una colección de varios suburbios, muy distintos entre sí, unidos por una complejísima red de autopistas y rutas. Es una ciudad hecha para andar en auto, con distancias muy largas entre suburbios y con poca gente caminando por sus calles. Menos mal que por esas casualidades de la vida teníamos camioneta, ya que en la previa desconocíamos esta realidad. Me atrevería a decir que es imposible conocer Los Angeles sin auto.
Con muchos inmigrantes, esta es la ciudad del pluralismo, donde ningún estilo de vida se impone al otro. Si bien California es el estado más rico de los Estados Unidos, y con el mayor índice de salarios, según Ceci, nuestra economista recién recibida, al recorrer las calles de Los Angeles uno no siente lo mismo. Por momentos la fuerte presencia latina, en gran parte ilegal, se hace sentir.
Durante nuestro primer día en esta ciudad vivimos una experiencia nueva para cualquier uruguayo. Un sismo categoría 5 en la escala richter, o como se escriba, azoto a la ciudad. La verdad, apenas lo sentimos. En el momento que esto ocurrió nos encontrábamos arriba de la camioneta, la cual simplemente se movió un poquito más de lo normal. Yo manejaba y la gente de atrás se quejaba de que algo en la camioneta andaba mal. Lo primero que pensamos es que habíamos pinchado. Cuando llegamos al hotel toda la gente estaba en el hall y los ascensores no andaban. Preguntamos qué pasaba y nos contaron que había habido un temblor. Ahora no solo las inclemencias climáticas acompañaban nuestro viaje sino que también los sismos lo hacían.
Capítulo aparte para Venice Beach; un balneario hermoso, con casitas de madera muy pintorescas y muchas, pero muchas flores. Como su nombre hace referencia; está atravesado por canales en los cuales circulan pequeños botes. Cada casa tiene su desembarcadero, en miniatura, propio. Un lugar donde reina el sonar de los pájaros, el perfume y color de las flores, la paz y la tranquilidad.
Estuvimos dos días en Los Angeles y la verdad es que no dio para mucho. La ciudad es enorme y al transitar sus autopistas colmadas de autos uno pierde mucho tiempo. A esto hay que sumarle que el clima, como en gran parte del viaje no acompañó. Lo único que me pude llevar de esta ciudad son impresiones. Esto nos sirvió como experiencia para el resto del viaje, a veces es preferible una ciudad bien conocida, que dos conocidas a medias.
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