miércoles, 13 de mayo de 2009
Fallingwater House + Glass Pavillion
FALLINGWATER HOUSE + GLASS PAVILION
R 09/05/09
(traslado desde Boston hasta Somerset en camioneta)
R 10/05/09
FALLINGWATER HOUSE
GLASS PAVILION
(traslado hasta las afueras de Chicago en camioneta para pasar la noche)
Luego de una larga espera en la rentadora de autos en Boston emprendimos viaje; primero a pasar a buscar a la gente y el equipaje por el motel, que quedaba de paso, para posteriormente dirigirnos rumbo a la Fallingwater House. Confiados en nuestro instinto de orientación y en la funcionalidad de los google maps decidimos no alquilar GPS y emprender viaje. La historia comenzó mal desde el momento en que nos perdimos en las afueras de Boston. Un viaje que parecía muy simple se nos complico al errarle a una de las salidas de la autopista. Luego de un buen rato de incertidumbre y varias paradas a preguntar logramos llegar al motel. Hay que buscarle el lado positivo a estas situaciones, de esta manera uno aprende a viajar y de paso conoce lugares que nunca llegaría a conocer. Hoy en día con los avances tecnológicos todo es tan mecánico y simple que no hay lugar para la incertidumbre.
Con el tiempo justo, debido al retraso por habernos perdido, emprendimos viaje con la obligación de no poder perdernos mas… cosa que volvió a suceder en reiteradas ocasiones. Tuvimos que atravesar Nueva York por el norte, tramo complicadito si los hubo; autopistas y mas autopistas, autos y mas autos, camiones y mas camiones, miles de carteles indicadores donde por momentos se torna dificil encontrar el que uno necesita.
Llegando a Somerset, lugar de dormida, sufrimos un pico adrenalistico: nos paro la policía por exceso de velocidad. Yo venía manejando, era tarde, una doble vía recta, desértica y el límite de velocidad marcaba 60 mph (unos 90 kmh). Se podrán imaginar que no estuve ni cerca de respetarlo, y así sufrimos las consecuencias. Venía a 80 mph (unos 130kmh) cuando de pronto en la cabecera de un puente estaba paradito un auto de la policía; al verlo frene todo lo que pude pero igual estábamos excedidos. En ese momento se me vino a la cabeza los carteles con los valores de las multas que vas viendo en la carretera, 300 dólares por esto, 500 dólares por lo otro, me quería matar! Cuando veo por el retrovisor sirenas prendidas venia la policía al mejor estilo película. Freno al costado de la ruta en el medio de la nada y un reflector nos ilumina, no me bajo y pongo las manos en el volante, como me lo habían indicado previamente. El policía tarda en venir, momento de tensión y ansiedad por saber cuanto iba a doler la sanción. Cuando llega el policía, empilchado como en las películas, me pide los documentos y se los lleva, tarda otro rato, después nos enteramos que la policía en todo Estados Unidos tiene en los autos computadoras donde ingresan tus datos para saber tu historial. Al volver nos dice que habíamos excedido el límite de velocidad y que nos tenía que multar… como éramos turistas nos tenía que llevar hasta un juzgado, pero como era tarde y le dolía la cabeza nos iba a dejar ir… un crack el milico, volví a respirar. De las cuatro camionetas que venimos haciendo el mismo itinerario pararon a tres o sea que la probabilidad de que te paren en el estado de Pensilvania es alta. A partir de ese momento nos armamos de paciencia y nunca más excedimos el limite. Yo que me quejaba de los limites en Uruguay esto es peor!
Luego de 11 agotadoras horas para hacer cerca de unos 800 kilometros, andar en grupo de a 18 es complicado, llegamos a dormir a Somerset. Un pueblito fantasma bien de película, hecho para la gente que hace ruta, solo hay locales de comida y moteles. En Estados Unidos hasta en los lugares más remotos hay un Mc Donalds y un Subway, increíble!
Al otro día tempranito arrancamos para la Fallingwater House. Una casa maravillosa en un lugar maravilloso. Si en algún momento dudamos de conocer este lugar por el esfuerzo que implicaba meter tantos kilómetros, cada minuto en ese lugar nos demostró todo lo contrario.
Para los que no saben esta casa es un icono de la arquitectura moderna. Fue diseñada alrededor de 1935 por el Arquitecto Frank Lloyd Wright, con el objetivo de servir como casa de descanso de la familia Kaufmann. Esta familia vivía en Pittsburg, una ciudad en la que en ese momento había mucha polución por ser una ciudad con muchas fabricas; de esta manera la Fallingwater House cumplía la función de lugar de retiro. Su pasión por este lugar era tal, que todos los fines de semana se trasladaban durante 3,5 horas para llegar a su paraíso, una locura!
Diseñada en los últimos momentos de su carrera como arquitecto, se podría decir que esta fue su obra maestra, en la que todas sus ideas sobre arquitectura se conjugaron en una sola obra.
La horizontalidad continuamente buscada por Wright se ve remarcada en las amplias terrazas y la perfecta combinación de materiales como la piedra y la madera que hacen juego con los colores y las texturas del exterior. Estando ahí a uno le da la sensación de que todo está en el lugar que tiene que estar, generando una relación armónica con el entorno. Con sus amplias ventanas y terrazas le permite a uno estar en constante contacto con la naturaleza, tanto visual como auditivamente.
Una de las cosas que nos llamo la atención, es la vigencia arquitectónica de esta casa. Cambiándole pequeñas cosas a su diseño, esta casa podría perfectamente pertenecer a esta década.
Luego de nuestra visita a la Fallingwater House, a eso del mediodía, emprendimos viaje hacia la ciudad de Chicago, con previa pasada por Toledo a visitar el Glass Pavilion de Kasuyo Sejima. Construido en el 2006 el Glass Pavilion es resultado de una movida marketinera, en la que se llama a arquitectos importantes con el objetivo de re posicionar a pequeñas ciudades en el concierto mundial. El Glass Pavilion es un anexo del Museo de Arte de Toledo que tiene un doble programa, el exhibir objetos de arte en vidrio y el de mostrar su proceso de fabricación. Un volumen de una sola planta salpicada de patios y ambientes cerrados por capas de paredes transparentes, envueltos todos estos a su vez por otra capa transparente, que le da a uno la posibilidad de estar en constante contacto con el exterior. De esta manera uno siente una sensación de continuidad en los ambientes que es ficticia ya que en realidad estos están separados. Nuestra pasada por este lugar fue bastante fugaz ya que estábamos cortos de tiempo. Sin embargo fue suficiente, ya que una de las críticas que tengo para hacerle a esta obra es que no tiene sorpresas, está totalmente desnuda al exterior. Otra crítica es sobre las cortinas que le pusieron; seguramente sean posteriores a su construcción.
De noche, tarde, luego de una dura entrada por las autopistas de Chicago, llegamos a un motel en las afueras (zona media complicada) para dormir y al otro día arrancar tempranito para el centro de la ciudad.
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al fin doy con el blog de uds!!!
ResponderEliminarme alegro que esten difrutantdo mucho y de poder compartir desde acá,
les mando un beso grande,
disfruten y cuidense!
Marula